viernes, 13 de mayo de 2011

Texto descriptivo

ü  Para la elaboración del texto descriptivo se plantearon temas como la naturaleza, la desobediencia y los colores y realice el mismo proceso realizado con el texto anterior.

La Margarita caprichosa
La  margarita tenía un lindo color amarillo. Un día, mientras paseaba por el bosque vio una linda flor azul; regresó donde estaba su mamá y le dijo: Mami, mami, he visto una flor azul. ¿Y qué? preguntó mamá floripondia. "Que yo quiero ser azul", dijo margarita. La mamá pintó los pétalos de su hijita de un lindo color azul, que enseguida salió a lucir al jardín.

Ah! Pero entonces vio una flor color naranja, y la historia se repitió. Margarita quiso tener pétalos de color naranja; la mamá la complació de nuevo, pintando sus pétalos de color naranja.
Al otro día temprano, Margarita paseaba, luciendo nuevo color en sus pétalos. Y se encontró con un grupo de margaritas blancas. De inmediato se fue a casa. "Mami, mami. Ya no quiero este color, quiero ser blanca, como unas margaritas que he visto hoy", rogó margarita. Y la mamá, de inmediato, lavó los pétalos de la pequeña y las pintó de un blanco reluciente.

Pero sucedió que margarita estaba tan oronda con su nuevo color, que no se dio cuenta de que llegaba una fuerte lluvia. Se refugió bajo un árbol para que la lluvia no la mojara. Pero el viento era muy fuerte, y la pequeña margarita no pudo evitar que le cayeran unas cuantas gotas desprendidas de las hojas del árbol. ¿Saben lo que pasó entonces? Que los pétalos de margarita  empezaron a desteñirse, a tomar todos los colores que su mamá le había pintado, aunque no aparecía su lindo color amarillo.

Cuando regresó a su casa, margarita estaba muy fea. Su mamá casi no la conoció. "Ves, hijita. Esto te ha pasado por caprichosa. Debiste estar feliz, contenta con tu color y no andar queriendo parecerte a otras margaritas".  La pobre margarita lloró un montón. Estaba arrepentida. Creyó que nunca más volvería a lucir el lindo color amarillo de sus pétalos
La mamá la dejó llorar, hasta que fue a ayudarla, le limpió las alas hasta que se vio aquel amarillo que parecía oro. Desde entonces, mariposita no volvió a tener caprichos tan tontos, y aprendió a quererse a ella misma, fuera como fuera.

Vilma Ramos

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